martes, 26 de octubre de 2010

PASAJES EN LA VIDA DE DE DIOGENES

 DIÓGENES ARRIETA

Guerrero de la pluma y la palabra. Nació en San Juan Nepomuceno
(Colombia), el 14 de agosto de 1848. Fue abogado, político, poeta, diputado,
representante a la cámara, senador de la República, ministro del despacho y
director del periódico La Política de Bogotá. Su elocuencia en la oratoria, con
justa fama, le hizo acreedor, en su época, al título de El Demóstenes
Americano. Fue autor de los libros “Poesías” (1880), “Colombianos
contemporáneos” (1883), “Ensayos literarios” (1883), “Biografía de Juan
Pablo Rojas” (1888), “Recuerdos de Venezuela” (1889), “Hojas sueltas”
(1888) y “Memorias de gobierno” (1892). Murió en Caracas (Venezuela) el 7
de agosto de 1897.


La vida de Arrieta, en su pueblo natal, transcurre entre los oficios que devenga la
cotidianidad y las pugnas verbales. Hasta que se enamora de Concepción María Bustillo
Castelló, su prima. Este hecho causa repudio en la sociedad y, en especial, en la familia
de Conchita. (Como se le conocía a la muchacha). No hay que olvidar que para éstas,
Arrieta es, ante todo, un bastardo. Y ése es un lastre demasiado pesado en una población
como San Juan: pacata y conservadora. Sin embargo, esta historia tiene otra versión. La
razón por la cual se truncan los amores entre esta pareja incluye al cura Rodríguez Ortiz.
Se cree que éste es el verdadero amante de la joven y que Arrieta es su alcahuete. Estas
sospechas –aunque equivocadas- son bien fundadas, puesto que el ministro católico era
un completo sibarita. Además, había dejado preñadas a varias niñas en la región.

Arrieta se ve obligado a salir de San Juan Nepomuceno hacia Barranca; en burro,
convaleciente y con el corazón deshecho. La parentela de Conchita ha decidido acabar
con su vida. Ésta, por medio de terceros, le propina una paliza, de la cual se salva luego
de haber bordeado las inmensidades de la muerte. Con la ayuda de don Diego Bustillo
Angulo –su tío- Diógenes, con ocho pesos en sus bolsillos, se embarca para Barranquilla.
En esta ciudad ejerce como contador. No obstante, éste no era el oficio que le tenía
deparado el destino. El azar, entonces, lo llevaría a Cartagena, en donde obtiene el título
de bachiller otorgado por la Universidad del Istmo. Pero tampoco La Heroica era para él.


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