Alberto Bustillo Camargo (Manzur)
1935 – 2006
Descendiente por la siguiente línea:
· Pedro José Bustillo de Ceballos e Isabel Gregoria Holguín
· Pedro Manuel Bustillo Holguín y Candelaria Barrios de Zubiría.
· Lizardo Bustillo Barrios y Narcisa Romero.
· Pedro Bustillo Romero y Victoria Romero.
· Roberto Bustillo Romero y Beatriz Camargo Torres.
Su madre es del linaje de los Camargo Guerrero, de donde provienen ilustres Colombianos Boyacenses y la madre de Alberto Lleras Camargo, Doña Sofía Camargo Guerrero.
Fue conocida como una mujer de un gran y noble corazón y de esto mucho heredaron sus hijos.
Sus padres lo llamaron Alberto Bustillo Camargo, nombre que cambió a Manzur Bustillo Camargo, ya que este nombre estaba mas de acuerdo con su ser interno y cuyo significado es “el colaborador, el servicial”.
Escribió el libro llamado “El Fin de los tiempos” y en su carátula posterior reza:
Autor de cuentos y poemas inéditos. Estableció en esta obra un delicado equilibrio entre la clara percepción espiritual y el riguroso conocimiento científico- religioso creando la posibilidad de plantear una visión mas cercana a la realidad del hombre contemporáneo, de su desorientación y vivencia caótica, a pesar de ser la mas elevada criatura de la naturaleza y de poseer todas las herramientas para mantenerse en tan alta dignidad y ser feliz en su planeta. A cambio ha optado por destruirse y destruirlo.
Entre líneas Manzur entrega además la “llave” que permite transitar hacia la verdad a aquellos “que teniendo ojos pueden ver”.
Lo conocí muy de cerca y admiraba la sutil forma de cambiar una situación mala en buena, buscándole siempre el lado positivo. A mi no me parecía , pero con el tiempo aprendí a ver esta cara oculta que hay en todo, inclusive en las personas; “el malo tiene algo de bueno o simplemente es el instrumento de un fin”, me decía,
Una vez lo acompañé a solicitar un préstamo al banco;
por el camino paramos a comer en un restaurante de autoservicio y había una larga cola para servirse, esperamos y esperamos y cuando ya estábamos por llegar, llego un gordo acelerado y se metió delante de nosotros sin ninguna consideración en la fila, yo iba a protestar y me dijo: “déjalo, se le ve muy afanado, debe tener un problema”, no dije nada y continuamos, al fin almorzamos y nos fuimos para el banco; allí estaba el encargado de aprobar el préstamo, era el gordo, quien nos atendió muy bien, con una actitud muy positiva; entonces me dijo en voz baja: “Si ves? No se debe pelear con nadie” y así por ese estilo eran todas sus enseñanzas.
Creía abiertamente en los milagros y lo vi salir de unas situaciones muy complicadas, con soluciones que parecían milagrosas.
No conocí ninguna persona que no le quisiera, tuvo un infinito cariño por el prójimo y ayudaba a todo el mundo, sin esperar nada a cambio.
A veces trabajaba para la gente en cosas que nunca le pagarían y me sorprendía, un día le pregunté porque lo hacía, si no ganaba dinero y me contestó: “Ningún esfuerzo que uno haga por los demás, se queda sin recibir recompensa”.
En una ocasión, él tenía una casa que estaba construyendo frente a donde el vivía, un ratero entró a robarse algo y mi abuela materna vio al ladrón y llamó a la policía, apresaron el pelafustán y se puso la demanda respectiva.
A los pocos días vino a la casa la esposa del apresado, solicitando ayuda, ya que tenía hijos y con su esposo en prisión no tenía como sobrevivir. Manzur se fue a la policía a retirar la demanda, pero por asuntos legales, no lo logró; así que optó por pagarle los gastos de alimentación a la señora, durante no se cuantos meses mientras recupero la libertad, creo que fue más lo que le dió mensualmente a la doña, que lo que le pensaron robar.
Ayudo a muchas personas necesitadas y su fuerte fueron los consejos que daba para mejorar las relaciones familiares o educar a los hijos, su sueño fue mantener sus 11 hijos cerca de él y hacer empresas familiares.
Decía:
“Con la familia con la razón o sin ella” y nos respaldó hasta el final, nos comprendió, perdonó y enseño a superar nuestras debilidades y fracasos.
“Solamente quien da, tiene la sensibilidad que hace posible recibir” era su frase favorita, nunca en la casa se le negó a nadie un plato de comida y siempre alcanzaba para todos, aunque llegaran muchos más.
El hecho de que la familia o amigos llegasen a comer a su casa, lo consideraba una bendición.
Nunca se supo quien era mas machista: si mi madre o mi padre, las mujeres de la casa claramente tenían sus funciones y oficios definidos y un hombre no podía hacer una labor de mujeres, porque era mal visto por mi padre y peor aun por mi madre; una mujer que no atendiera a su marido como todo un “Rey” era inaudito. Muchas nueras sufrieron el rigor de ese hogar tan agradablemente machista.
Los nietos fueron lo mas importante para él, tenerlos cerca era el sueño hecho realidad de Manzur, se divertía con ellos y les hablaba directamente cosas que consideraba importante para ellos y que deberian saber. Era el mas entusiasmado con la venida de un nuevo nieto, la culminación de sus sueños, LA PROLONGACIÓN DEL APELLIDO BUSTILLO.
DESCENDENCIA:
Pucha tio, Gracias por esto. Encontrarse navegando por la red y de repente ver el nombre del abuelito, y leer algo tan bonito hace que uno se erice, se emocione y se sienta cada ve mas orgulloso de llevar el apellido y ser descendiente de él. recibe un fuerte abrazo y un beso Gigante.
ResponderEliminarArifah Bustillo A.
Que excelente blog, de veras si que conocia a mi abuelo incluso mejor que muchas personas, más un hombre tan sabio como Manzur dejó parte de su legado en todas partes, tanto como sus enseñanzas, Muchas gracias por hacer este reconocimiento, ver este tipo de cosas me hace estar aún más orgulloso de llevar este apellido y de haber tenido a un sabio como abuelo.
ResponderEliminarFarlan Hermosa Bustillo.
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